EL FUTURO DE NUESTRA TIERRA Y NUESTRA ESENCIA: EL VINO ECOLÓGICO

María del Mar Almarza Pacheco, Alonso Almodóvar Delgado, Daniel Argudo Troyano, Pablo Caballero Calderón, Lourdes Villalta Rodríguez

Índice

  1. Resumen + Abstract
  2. Introducción
  • Agricultura moderna
  • El futuro de nuestra tierra
  • Agricultura biológica
  • Viña ecológica
  • Vino ecológico
  • Etiquetado
  • Viñas ecológicas en Valdepeñas
  • Bodegas ecológicas en Valdepeñas

  3. Objetivos y metodología

  4. Resultados y discusión

  • Encuesta sobre el vino ecológico en Valdepeñas
  1. Conclusiones
  2. Bibliografía  

 

Resumen

 

Con la colaboración de numerosos estudios acerca de viticultura, agricultura y el impacto medioambiental y en la salud de las personas de los productos fitosanitarios se ha podido prever el futuro que se espera en el campo de la agricultura en las próximas décadas, concretamente en el cultivo de la vid; y, a partir de dichos datos, buscar soluciones como la transición hacia la agricultura ecológica y obtener conclusiones de cómo afectaría dicho proceso en Valdepeñas. Adicionalmente, gracias a la realización de una encuesta sobre los habitantes de la localidad, se ha podido conocer su opinión acerca de la posibilidad de dicha transición y de cómo creen que afectaría a su localidad natal.

Palabras claves: viticultura, agricultura ecológica, futuro.

 

Abstract

 

With the collaboration of numerous studies on viticulture, agriculture and the environmental and human health impact of phytosanitary products, it has been possible to foresee the future expected in the field of agriculture in the coming decades, specifically in cultivation. of the vine; and, based on said data, look for solutions such as the transition towards organic agriculture and obtain conclusions on how this process would affect Valdepeñas. Additionally, thanks to a survey of the local residents, it has been possible to find out their opinion about the possibility of said transition and how they believe it would affect their hometown.

Keywords: viticulture, organic agriculture, future.

 

Introducción

 

Valdepeñas, una encantadora localidad en el corazón de España, en el camino que une Madrid con Andalucía, una tierra que esconde unos orígenes que se pierden en la niebla del tiempo y que deja como huella imborrable su íntima relación con el vino.

Valdepeñas presenta una gran variedad de vestigios arqueológicos que sugieren que la zona fue habitada desde la prehistoria. Destaca por encima de los demás el conocido como Cerro de las Cabezas, este yacimiento arqueológico de origen íbero-oretano localizado a unos 8 kilómetros de la ciudad confirma que la zona fue habitada durante la Edad del Bronce y del Hierro. Durante la época, los territorios valdepeñeros fueron habitados por tribus nómadas y seminómadas. Sin embargo, no fue hasta las penetraciones mediterráneas, principalmente provenientes de Levante, cuando se asentó una población duradera en el territorio. Estas penetraciones trajeron consigo mismas la introducción de las cerámicas a torno. A finales del siglo VI a. C. nuestra zona sufre una nueva influencia mediterránea, proveniente de los pueblos griegos. Estos vienen atraídos por la búsqueda de metales, especialmente plata. Pero su presencia no se redujo al simple intercambio de productos, sino que también realizaron aportaciones ideológicas, entre las que destaca el rito del vino y las libaciones. Sin embargo, no fue hasta la época romana cuando la región comenzó a destacar por su producción de vino. Los romanos, con su experiencia en viticultura, cultivaron viñedos en las fértiles tierras de Valdepeñas y produjeron vino que exportaban a otras regiones del Imperio. Este período marcó el inicio de la relación de Valdepeñas con el vino, una conexión que perdura hasta nuestros días.

La Edad Media trajo consigo períodos de inestabilidad a Valdepeñas debido a las luchas entre cristianos y musulmanes. Sin embargo, en el siglo XIII, marcado por la Reconquista, la ciudad fue recuperada por los cristianos, lo que contribuyó al resurgimiento de la producción de vino en la región. Los monasterios y las órdenes religiosas desempeñaron un papel crucial en la expansión de la viticultura local, utilizando su conocimiento para mejorar la calidad del vino.

El siglo XIX trajo desafíos a Valdepeñas con la llegada de la filoxera, una plaga que devastó los viñedos de Europa. Sin embargo, la tenacidad de los viticultores locales y su capacidad para adaptarse permitieron la recuperación de la industria vinícola. Durante este período, la ciudad también se benefició del desarrollo de la red ferroviaria, que facilitó el transporte de vino a otras regiones de España.

El vino de Valdepeñas ganó notoriedad en la Exposición Universal de París en 1900, donde obtuvo premios y reconocimiento internacional. Esto impulsó la exportación del vino de Valdepeñas a mercados extranjeros, consolidando aún más su reputación. El 8 de septiembre de 1932 fue un hito en la historia del vino de Valdepeñas con la creación de la Denominación de Origen Valdepeñas. Esta denominación se estableció para garantizar la calidad y autenticidad de los vinos producidos en la región. Desde entonces, Valdepeñas se convirtió en un referente en la producción de vinos tintos, especialmente a partir de la variedad de uva Tempranillo.

Sin embargo, la Guerra Civil Española y la posterior dictadura de Franco trajeron consigo tiempos difíciles para Valdepeñas y su industria vitivinícola. Durante la posguerra, la producción de vino estaba sujeta a estrictos controles gubernamentales y cuotas de producción. A pesar de estas limitaciones, los viticultores locales perseveraron y mantuvieron viva la tradición vinícola.

La década de 1980 marcó un punto de inflexión para Valdepeñas y su vino. España se embarcó en una transformación económica y cultural, y la industria del vino experimentó una revitalización.

Hoy en día, Valdepeñas es conocida en todo el mundo por sus vinos tintos de alta calidad, especialmente el Tempranillo. El vino no es solo una industria en Valdepeñas; es parte de su identidad. La ciudad ha integrado el vino en su vida cotidiana, desde la arquitectura de bodegas centenarias hasta los numerosos bares y restaurantes que ofrecen degustaciones de vino de la zona. 

En resumen, la historia de Valdepeñas y su relación con el vino se entrelazan en un tejido profundo de tradición, dedicación y pasión. A lo largo de los siglos, esta ciudad ha superado desafíos y adversidades para convertirse en un referente de la producción vinícola española, celebrando su legado en cada copa de vino que se degusta en todo el mundo. Valdepeñas es un ejemplo vivo de cómo la pasión por el vino puede dar forma a una comunidad y enriquecer su historia y cultura. Desde sus humildes inicios en la antigüedad hasta su reconocimiento global en la actualidad, Valdepeñas ha escrito una historia vinícola digna de admiración y respeto.

 

Agricultura moderna

 

Para entender el origen de la agricultura moderna debemos trasladarnos un siglo atrás. El campo de la ciencia evolucionó de manera significativa durante el siglo XX. Gracias a estos avances, hace ya más de un siglo pudo realizarse el primer análisis bioquímico. Así, los biólogos de la época pudieron tener conocimiento de la existencia de los bioelementos o elementos biogénicos. Estos conocimientos más adelante serían clave en la evolución de la agricultura.

Primero de todo, debemos conocer los bioelementos primarios, aquellos presentes en toda la materia viva, estos son: carbono (C), hidrógeno (H), oxígeno (O); estos tres bioelementos acaparan aproximadamente el 98% de la materia viva del cultivo, sin embargo, dependen del otro 2% para una buena cosecha; nitrógeno (N), fósforo (P) y azufre (S). Aprovechamos la oportunidad para nombrar, también, al potasio (K), aunque es un bioelemento secundario, es clave debido a su participación en procesos bioquímicos y fisiológicos como el crecimiento, la fotosíntesis o la activación enzimática.

Como hemos explicado anteriormente, los bioelementos primarios deben estar presentes en todos los organismos vivos; por ello, los cultivos deben tener acceso a estos elementos para un correcto crecimiento y posterior maduración que genere como resultado final una buena cosecha. Estudiemos a continuación de dónde pueden obtener los cultivos cada bioelemento:

En primer lugar, el carbono se encuentra mayoritareamente en la atmósfera gracias a la presencia de dióxido de carbono (CO2) en la misma. Por ello, los cultivos no presentarán ninguna dificultad a la hora de obtenerlo, el intercambio gaseoso con la atmósfera se realiza mediante los poros localizados en la parte inferior de las hojas.

En segundo lugar, el hidrógeno presenta la misma situación que el carbono ya que uno de los gases que forma el aire es el propio hidrógeno en forma de moléculas diatómicas. Además, el hidrógeno se encuentra unido al oxígeno formando mediante enlaces covalentes la molécula del agua. Por tanto, los cultivos no encontrarán ningún problema a la hora de captar hidrógeno.

En tercer lugar, el oxígeno presenta una situación similar a la del hidrógeno, pero aún más favorable, ya que el oxígeno ocupa casi el 21% del aire mientras que el hidrógeno no acapara ni el 1%.

En cuarto lugar, encontramos al causante de la revolución agrícola tras la segunda guerra mundial, el nitrógeno. Y no es para menos, ya que siendo el elemento más abundante en la atmósfera no puede ser captado por los cultivos directamente; sin embargo, existen unas bacterias denominadas fijadoras de nitrógeno, entre las que destacan la Azotobacter y la Rhizobium, que son capaces de captar el nitrógeno del aire y proporcionárselo a los cultivos por medio de la tierra en una relación de simbiosis, pues estas bacterias viven gracias a los cultivos a los cuales se adhieren. Estas bacterias son especialmente abundantes en las plantas leguminosas.

Por último, el fósforo, azufre y potasio son absorbidos por los cultivos directamente desde el suelo, en forma de iones.

Una vez entendidas las necesidades nutricionales básicas de los cultivos, nos trasladamos al contexto histórico de la época para entender correctamente el porqué de la evolución de la agricultura.

Nos situamos en el 1 de septiembre de 1939, el día en el que estalla probablemente la mayor catástrofe de la historia de la humanidad, la Segunda Guerra Mundial. Durante la guerra, millones de campesinos se vieron obligados a cambiar sus campos, dejando atrás sus campos de cultivos y cambiándolos por los de batalla. Una de las muchas consecuencias de la guerra fue la disminución de la producción agrícola de alimentos. La otra cara de la moneda la presenta la industria de armas, especialmente la de nitroglicerina y trinitrotolueno (TNT).

Una vez finalizada la guerra, la situación era crítica en el mundo: pobreza, falta de recursos básicos, excesos de recursos de guerra, hambruna… Ante esta situación, los agricultores de la época encuentran la solución a sus problemas en las industrias anteriormente nombradas. En la fórmula química de la nitroglicerina (C3H5N3O9) y el TNT (C7H5N3O6) aparece el nitrógeno, como podemos ver todo encaja. Los agricultores utilizaron el nitrógeno presente en la nitroglicerina y el TNT que quedaron en desuso tras la guerra, conjunto con fosfatos y potasio, para generar así abonos artificiales. Estos tres compuestos, mediante procesos químicos se convierten en solubles y, se mezclan formando abonos químicos que nutren a los cultivos de una manera muy rápida y eficiente.

 

El futuro de nuestra tierra

 

A continuación, y tras entender el origen y composición de los abonos químicos, vamos a estudiar sus consecuencias en la tierra y los cultivos.

En primer lugar, la principal desventaja que presenta la rapidez de absorción de estos abonos, se ve reflejada en el aumento de la debilidad de los cultivos y, por tanto, esto supone un incremento en la aparición de enfermedades y plagas.

En segundo lugar, la mineralización del suelo afecta negativamente a la fertilidad del mismo. Entendemos como la maquinaria agrícola contemporánea cumple una función básica en la renovación del suelo. Estas máquinas mueven el suelo que se encuentra por debajo de la aglomeración de minerales y lo reposan en la superficie exterior. Este movimiento es necesario para la siguiente cosecha, debido a la disminución de fertilidad de la tierra cultivada por el uso de abonos químicos que mineralizan la misma. El problema se presentará cuando se genere una gran cantidad de tierra mineralizada que acapare la mayor parte del terreno y la fertilidad sea nula. En este punto, ni el uso de maquinaria agrícola será suficiente, ya que un suelo con gran mineralización dificulta la absorción de sales, agua y nutrientes por parte de la planta.

En  tercer lugar, los campos ecológicos tienen una riqueza de especies vegetales cinco veces mayor y una riqueza de especies polinizadoras veinte veces mayor que los campos convencionales. Insectos como las mariquitas o las avispas depredadoras actúan como enemigos naturales de las plagas y como eficaces protectores de las plantas. Son buenos para el medio ambiente y ayudan a reducir los costes, pero sus hábitats están amenazados por el uso de pesticidas. En cuanto a los pesticidas que se acumulan en los suelos, pueden, incluso muchos años después de su aplicación, ser absorbidos por las plantas y originar intoxicaciones.

En cuarto lugar, el uso de pesticidas y fertilizantes en la agricultura causa problemas de salud, relacionados con intoxicaciones agudas, a 385 millones según un reciente estudio publicado en la revista Public Health. Tras sufrir dichas intoxicaciones, los agricultores se sienten débiles, tienen dolores de cabeza, vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, trastornos del sistema nervioso o sufren desmayos repentinos. En casos muy graves, los trabajadores agrícolas pueden sufrir fallos en el corazón, pulmones o riñones. Según el mismo estudio, alrededor de 11.000 personas relacionadas con la agricultura mueren por intoxicaciones agudas cada año. Cabe recalcar que el estudio no tuvo en cuenta los suicidios con pesticidas. Quizás, deberíamos sustituir el término pesticida por el de “veneno”.

Entrando más en detalle en el uso de pesticidas en la Unión Europea, en la última década se ha mantenido un nivel de ventas de los mismos estable, en torno a 360.000 toneladas anuales.

En otro estudio realizado en 2021, se ha confirmado la relación entre el uso de pesticidas con el desarrollo de enfermedades mentales en las personas intoxicadas; los individuos más afectados por las intoxicaciones agudas son los ancianos, mujeres embarazadas, mujeres lactantes, niños y recién nacidos; así como los trabajadores expuestos a elevados niveles de pesticida, o mejor dicho, a grandes dosis de veneno.

Además, es interesante destacar que el uso de pesticidas no produce únicamente daños sobre la superficie sobre la cual se rocía, sino que también afecta al entorno que la rodea.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud:

“Los plaguicidas son potencialmente tóxicos para los seres humanos y pueden tener efectos agudos y crónicos en la salud de las personas, dependiendo de la cantidad y la forma de exposición.”

“Algunos de los plaguicidas más antiguos y menos costosos pueden permanecer durante años en el suelo y el agua. Muchos de estos productos químicos han sido prohibidos para uso agrícola en los países desarrollados, pero todavía se utilizan en muchos países en desarrollo.”

De acuerdo con un reciente estudio realizado en México, se encontraron residuos de plaguicidas altamente peligrosos en los alimentos, los cuales están prohibidos por los convenios internacionales ambientales derivado de su potencial para causar efectos a la salud y al medio ambiente, por lo cual es necesario su eliminación. El marco regulatorio de México debe actualizarse y ser dinámico conforme se avance en el conocimiento de los efectos adversos de los plaguicidas en la salud. Pero este problema no solo afecta al país de México, pues sus productos se exportan a todos los rincones del mundo. Quizás, no deberíamos fiarnos de la seguridad alimenticia de los productos exportados y realizar los mismos controles sanitarios en los productos exportados como en los de producción propia.

Por último, un exceso de abono puede producir la quema de raíces, provocando la muerte de estas.

 

Agricultura biológica

 

Para conocer lo que es la agricultura biológica debemos remontarnos a sus orígenes, la agricultura biológica es una historia antigua, que ha existido junto a la humanidad durante siglos. Sin embargo, la industrialización y la producción masiva de productos a dañado bastante estas prácticas que respetaban la naturaleza, dando lugar a la agricultura que conocemos hoy en día con el nombre de agricultura convencional, que depende en gran medida de productos químicos para impulsar la producción.

 La agricultura biológica tiene raíces que se extienden desde el inicio de la civilización humana. De manera que la esencia de la agricultura biológica y la utilización de métodos naturales y sostenibles para cultivar alimentos es realmente antigua. Desde las riberas del Nilo en el antiguo Egipto hasta las grandes y extensas granjas del Imperio Romano, la agricultura ha existido en estas civilizaciones sin la dependencia de productos químicos y pesticidas.

Los antiguos egipcios, conocidos por su gran sistema de irrigación y por sus técnicas tan avanzadas de agricultura para la época no necesitaban productos artificiales para el cultivo.

Por otra parte, los romanos eran muy hábiles en la optimización de las condiciones del suelo, con su famoso sistema de rotación de cultivos para mantener fértil el suelo de manera natural. La idea era simple pero eficaz: cultivar distintos tipos de plantas en un mismo terreno en distintas épocas del año para prevenir la degradación del suelo y el agotamiento de los nutrientes del mismo.

A lo largo de los siglos, los agricultores han ido mejorando y perfeccionando las técnicas de cultivo y fertilización del suelo, como utilizar abonos orgánicos, una selección cuidadosa de las semillas y la rotación del suelo favoreció a la salud de las plantas y de éste. El abono orgánico, por ejemplo, es una práctica bastante antigua que utiliza residuos de plantas y animales para enriquecer el suelo, proporcionándole los nutrientes necesarios para un crecimiento óptimo.

Otra práctica nombrada anteriormente es la selección de semillas, esta práctica es al igual que la del abono orgánico bastante antigua. Esta técnica consistía en que antiguos agricultores guardaban las semillas de las plantas más fuertes y saludables para sembrar en la siguiente temporada, lo que aseguraba una buena futura cosecha.

Los métodos agrícolas fueron evolucionando hasta llegar a la Edad Media, estos métodos se basaban en gran medida en las prácticas de la agricultura biológica, aunque en esa época no se usaba ese término como tal. Por ejemplo las fincas medievales, solían seguir un sistema de rotación de cultivos de tres campos, es decir dos campos eran cultivados y el tercero se dejaban para recuperar su fertilidad natural. Este sistema permitía una explotación más sostenible del suelo y evitaba que este se agotara en cuanto a sus nutrientes.

Otra práctica que se llevaba a cabo era la puericultura, es decir, el cultivo de diferentes especies de una misma parcela lo que ayudaba a mantener la salud del suelo y a reducir la presencia de plagas. 

Durante esta época, edad media, la agricultura tenía un vínculo muy importante con los monasterios. Los monjes, con su profundo respeto por la naturaleza, frecuentemente cultivaban sus propios alimentos utilizando técnicas que hoy conocemos como ecológicas.

Gracias a ellos, conseguimos un avance en sistemas de irrigación, mejoraron la cría de animales y se convirtieron en maestros de la producción de vino y cerveza.

En la Edad Moderna, las técnicas agrícolas siguieron evolucionando y se produjeron varios avances significativos. El descubrimiento de América trajo consigo una serie de nuevos, como el maíz, la patata y el tomate, que se integraron en los sistemas agrícolas europeos.

Sin embargo, también fue durante este periodo que comenzó a surgir una división entre la agricultura tradicional y lo que más tarde se conocería como agricultura industrial.

A finales del siglo XVII y principios del XVIII, la revolución de la agricultura europea trajo consigo unas nuevas innovaciones que aumentan la producción de las cosechas pero a cambio de la degradación del suelo.

Los nuevos métodos de cultivos, como el uso de arados más eficientes y la crianza de variedades de ganado más productivas, hicieron que hubiera una mayor producción de alimentos, pero también eso tuvo consecuencias como la explotación de los recursos naturales.

A finales del siglo XIX y principios del XX, el filósofo y educador alemán Rudol Steiner desarrolló la agricultura biodinámica, que se basaba en la utilización de preparados orgánicos y el uso de prácticas de cultivo sostenibles. 

Este filósofo creía en la importancia de la conexión entre el ser humano y la naturaleza, y desarrolló la agricultura biodinámica como una forma de cultivar alimentos sanos y nutritivos, mientras se protegía el suelo tanto la salud como el medio ambiente. En la década del 1920, el británico Albert Howard desarrolló la agricultura orgánica, que se basaba en la utilización de abonos orgánicos y la rotación del suelo, ya que howard creía que la fertilidad del suelo era la clave para la producción de alimentos saludables, y defendió la utilización de técnicas de cultivo sostenibles y de prácticas agrícolas tradicionales. En la década de 1940, la agricultura orgánica se extendió al resto del mundo como Europa y América del norte y muchos agricultores comenzaron a utilizar técnicas de cultivo sostenible y a producir alimentos orgánicos. En la década de 1960 y principios de los 70, la agricultura ecológica se convirtió en un movimiento mundialmente conocido, impulsada por las preocupaciones de los efectos negativos de la agricultura convencional respecto al medio ambiente y la salud humana.

Hablemos de la agricultura ecológica en la actualidad, hoy en día la agricultura biológica está ganando terreno a medida que la sociedad se vuelve más consciente de la necesidad de un desarrollo sostenible y del cuidado del medio ambiente.  La demanda de productos orgánicos ha sufrido un crecimiento considerable en las últimas décadas, lo que ha llevado a un aumento en la cantidad de tierras dedicadas a la agricultura biológica en todo el mundo.
La agricultura biológica está sufriendo una evolución constante debido a la innovación tecnológica. Hay muchas razones por las cuales la tecnología ha ayudado a la evolución de la agricultura biológica, estas razones tienen un papel crucial para el desarrollo de la agricultura biológica en mayor proporción.

La tecnología puede ayudar a los agricultores ecológicos a ser muy eficientes y así erradicar el debate de la baja producción de la agricultura biológica. Por ejemplo, las herramientas de la agricultura de precisión pueden ayudar a los agricultores a dirigir sus insumos con mayor precisión, lo que puede reducir los residuos y mejorar los rendimientos.

Otro efecto positivo de la aplicación de la tecnología es la ayuda a mejorar la trazabilidad y la seguridad alimentaria en la producción biológica. Por ejemplo, la tecnología blockchain se puede utilizar para rastrear el movimiento de los alimentos desde la granja hasta la mesa, lo que puede ayudar a garantizar que los alimentos sean seguros y que cumplan  los estándares orgánicos.

Por último pero no menos importante, la tecnología tiene un papel muy importante, ayuda a la reducción del impacto medioambiental. Un ejemplo claro, las herramientas de agricultura de precisión pueden ayudar a reducir el uso de agua y pesticidas, y las tecnologías de energías renovables pueden ayudar a reducir el uso de combustibles fósiles.

En general, la innovación tecnológica está desempeñando un papel positivo en la evolución de la agricultura biológica. Está ayudando a este tipo de agricultura para que sea más eficiente, productiva, sostenible y trazable. A medida que la tecnología siga desarrollándose, creo que desempeñará un papel aún mayor en el futuro de la agricultura biológica. 

A pesar de estos avances, la agricultura biológica se enfrenta a varios desafíos en la actualidad. Uno de los más grandes es la necesidad de aumentar la productividad para satisfacer la creciente demanda de los alimentos, mientras se minimiza el impacto medioambiental. Aunque los métodos biológicos pueden ser más sostenibles, a menudo tienen rendimientos más bajos que los métodos convencionales, lo que puede dificultar su adopción. 

Además, la agricultura biológica a menudo requiere más mano de obra y conocimientos técnicos que la agricultura convencional, lo que puede ser una barrera para agricultores con recursos limitados. La falta de acceso a mercados para los productos orgánicos y la competencia con los productos convencionales más baratos también pueden ser desafíos.

El cambio climático representa un desafío significativo para todos los tipos de agricultura, pero especialmente para la agricultura biológica, que depende en gran medida de la estabilidad de las condiciones climáticas. Las sequías, las inundaciones y las plagas, que se prevé que aumenten debido al cambio climático, pueden tener un impacto devastador en los sistemas agrícolas biológicos. A pesar de estos desafíos, la agricultura biológica tiene un gran potencial para contribuir a un futuro sostenible. Con una mayor inversión en investigación y desarrollo, la adopción de políticas favorables y la educación del público sobre los beneficios de los alimentos orgánicos, la agricultura biológica puede seguir creciendo y evolucionando en las décadas venideras. 

Podemos observar que dentro de la agricultura biológica podemos encontrar distintos tipos de ésta.

Agricultura orgánica-biológica: Este sistema muestra preocupación por la degradación de los recursos naturales en concreto el suelo. Se haría un compost orgánico  y la no utilización de productos químicos.

 Agricultura biodinámica:  Es un método pseudocientífico de agricultura biológica  basado en las teorías de Rudolf Steiner, fundador de la antroposofía. En la práctica, dos aspectos fundamentales la distinguen de la agricultura orgánica y otros métodos: el empleo de preparados obtenidos con el procesamiento muy particular de ciertas plantas medicinales como la manzanilla y el diente de león y el tomar en cuenta las influencias de los astros para la realización de las labores agrícolas y pecuarias.

Agricultura natural: No se utilizan pesticidas ni se utilizan fertilizantes ni se ven los insectos como enemigos de los cultivos. A través de repetidos ensayos y errores, establece la tecnología de cultivo y la razón de la Agricultura Natural para que esté en consonancia con las actividades de la vida.

Permacultura: En él se plantea una manera de vivir en armonía con la naturaleza, potenciando sus recursos, generando excedentes, de la mano de una mentalidad de colaboración y no de competición y desde la que se propone vivir con calidad.

La agroecología: Es una disciplina científica, un conjunto de prácticas y un movimiento social. Como ciencia, estudia cómo los diferentes componentes del agroecosistema interactúan. Como un conjunto de prácticas, busca sistemas agrícolas sostenibles que optimizan y estabilizan la producción.

Un factor muy importante a la hora del cultivo biológico es la erosión del suelo.

 

Viña ecológica

 

 La viña ecológica es un concepto que no abarca solo la producción de la uva sin productos químicos sintéticos, representa un enfoque holístico hacía la viticultura sostenible.

La viticultura ecológica, es la rama de la agricultura ecológica que estudia y emplea el tratamiento adecuado de la vid y del suelo que la sustenta. Se caracteriza por la búsqueda de la minimización del impacto negativo en el ecosistema, y en la salud humana. Por ello promueve la sustitución de químicos por recursos naturales (en ocasiones incluso de la propia Vid, como veremos a continuación).

Su objetivo, es conseguir cepas sanas y equilibradas, preservación del suelo y una uva sana basada en la acumulación de polifenoles y presencia de levaduras de calidad para vinificar con las de la propia uva.

Por lo que la viticultura ecológica, trata de obtener vinos basados en las características del suelo, en vez de vinos cada vez más marcados por químicos y aromas dominantes.

TRATAMIENTOS DE LA VIÑA ECOLÓGICA.

En la normativa del cultivo de una viña ecológica, se destaca explícitamente la prohibición de fertilizantes de origen químico. (Dejo adjuntada la normativa del viñedo ecológico, según la DQ: https://dqcertificaciones.eu/que-criterios-debe-cumplir-el-vino-ecologico-en-europa/

Son sustituidos por los siguientes:

FERTILIZACIÓN:

Los fertilizantes ecológicos, o abonos orgánicos, son materias de origen vegetal, animal o mixto, que mejoran la calidad de los suelos a los que son aplicados, aportándoles nutrientes, materia orgánica y microorganismos.

El aporte de la materia orgánica es la mejor estrategia de fertilización en la viña, se satisfacen las necesidades de la planta a la vez que se obtienen otros beneficios. Se mejora la estructura del suelo, se aumenta la actividad biológica mejorando la disponibilidad de nutrientes para la planta y disminuyen los problemas de enfermedades.

Su principal fuente de materia orgánica es el estiércol compostado, generalmente de ganaderías extensivas de ovino, o de animales rumiantes, ya que logran contener en el suelo una gran cantidad de sustancias húmicas que se disuelven de forma progresiva mejorando el ph de este.

Acerca del tratado del suelo, la cubierta vegetal es uno de los métodos de conservación de suelo de los viñedos. Debido a que se deja crecer de forma natural la hierba de la zona o se siembra un cultivo en concreto, (como la flora espontánea) a través del cual se mitiga la erosión del suelo aportando nutrientes cómo materia orgánica.

La rotación de cultivos es otra práctica cuyo objetivo también es reducir el daño al suelo. Consiste en plantar diferentes cultivos secuencialmente en la misma parcela de tierra para mejorar la salud del suelo, optimizar los nutrientes en el suelo y combatir la presión de las plagas y las malezas.

Las bacterias fijadoras de nitrógeno, evitan el uso de fertilizantes que dañan tanto a la planta como al suelo. Las bacterias que se encuentran en la simbiosis son esenciales para fijar el nitrógeno y otros nitratos).Son tomadas directamente de la aire (nitrógeno), originando compuestos capaces de incorporarse a la composición del suelo o de los seres vivos.Las más frecuentes en la viña ecológica son las rhizobium (bacterias gram-negativas que pertenecen al grupo rizobio).

 

CONTROL DE PLAGAS Y ENFERMEDADES

 

La capacidad de la vid para hacer frente a plagas y enfermedades, dependerá en gran medida de la nutrición y el ambiente. Por eso utilizamos materia orgánica y se mantiene un suelo fértil vivo y con buena estructura, es importante una cepa equilibrada y bien aireada mediante diferentes operaciones como la poda.

En ocasiones, las estrategias convencionales para prevenir plagas o enfermedades en la agricultura pueden resultar insuficientes, lo que hace necesario recurrir a tratamientos específicos para restablecer el equilibrio del sistema y abordar problemas particulares. En el contexto de la agricultura ecológica, se permiten ciertos productos para estos casos, siempre manteniendo un enfoque sustentable.

Dentro de los desafíos que enfrenta el cultivo de la vid en nuestro entorno, se destacan las amenazas de hongos como el mildiu, oídio y botritis, así como la presencia de plagas como la polilla del racimo y ácaros.

El mildiu (Plasmopara vitícola) es un hongo que afecta diversos órganos verdes de la vid, propagándose en condiciones específicas de precipitación (superior a 10 mm) y temperatura (más de 10°C). Para su control, se emplean principalmente productos a base de cobre, aunque las regulaciones europeas limitan su uso desde el 1 de enero de 2006, para evitar la contaminación del suelo con este metal pesado. Además, se recurre al caldo bordelés (sulfato de cobre) y oxicloruro, siendo el hidróxido de cobre una opción para tratamientos de choque.

En la prevención del mildiu, también se pueden utilizar extractos de compost y preparados de plantas como ortiga, cola de caballo, ajo y cebolla, así como de algas.

El oídio (Uncinula necator) se trata comúnmente con azufre en forma de polvo o mojable, con precaución debido a posibles quemaduras en las vides si la temperatura supera los 30°C. Tanto el cobre como el azufre, aunque efectivos en el control de enfermedades, pueden afectar las levaduras y bacterias naturales, influyendo en la calidad del vino.

La botritis (Botrytis cinerea) presenta un desafío sin tratamiento eficaz en la producción ecológica, por lo que se enfatiza la prevención mediante aclareos, reducción de vigor y el control del oídio y polilla del racimo.

La polilla del racimo (Lobesia botrana) requiere un seguimiento constante para determinar el momento óptimo de tratamiento. Se utiliza Bacillus thuringiensis, y la confusión sexual mediante feromonas es otra opción, aunque menos eficaz en parcelas pequeñas. Los ácaros, por otro lado, son controlados en viticultura ecológica mediante tratamientos de azufre y la presencia de insectos beneficiosos.

La rotación de cultivos, que hemos visto antes, beneficia a la reducción de plagas y enfermedades. Debido a que las rotaciones de cultivos dejan restos vegetales, cuya calidad y cantidad contribuyen al crecimiento de microorganismos capaces de controlar patógenos.

Se pueden erradicar las plagas de insectos que atacan a los cultivos y se puede hacer de manera selectiva. Para ello, se emplean también métodos físicos:

 

Como técnica para el control de plagas se utiliza el sistema de confusión sexual, evitando la necesidad de aplicar insecticidas. Se sitúan estratégicamente trampas de feromonas para combatir la plaga de polilla de racimo en el viñedo, por ejemplo.

Es un trozo de alambre retorcido, revestido de un plástico especial que se coloca en la viña. El alambre impregnado en feromona se coloca en el momento del brote y se va liberando hasta el mes de septiembre (siempre la misma cantidad de feromonas), posteriormente se va degradando hasta desaparecer, por lo que no es necesario retirarlo. No es una técnica barata, su aplicación supone actualmente un coste de unos 110 euros por hectárea, sin embargo, los resultados compensan, se ahorran en un año unas 26.000 toneladas de insecticidas y se reduce el consumo de combustible porque se hace menos necesario el uso de la maquinaria agrícola.

Sus ventajas se aprecian en las viñas y en el vino, aumenta la producción, ya que se estima que esta plaga reduce un 10% la cosecha, y se gana en calidad, los sistemas de confusión sexual reducen residuos con lo que se puede hacer una maduración adecuada para cada vino y se reducen los problemas.

En realidad, es un difusor que va emitiendo feromona sexual de la hembra de la especie a tratar, de forma que los machos ante la cantidad de feromona no son capaces de encontrar a las hembras, evitando la fecundación y la puesta de huevos. Así, las larvas no se comen la uva.

 

RECOLECTA

 

La recolección de la viña ecológica sigue principios similares a la viticultura convencional, pero con un enfoque más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.

Siempre se busca el momento óptimo de la cosecha. Se busca, también, un equilibrio entre la madurez de las uvas, la acidez y los niveles de azúcar para garantizar la calidad del vino. La cosecha manual es común en la viña ecológica, ya que permite una selección más cuidadosa de las uvas. Los trabajadores recorren las filas de viñas, seleccionando y cortando a mano los racimos maduros. Este método garantiza un manejo suave de las uvas y evita dañar las plantas. Se eliminan las uvas dañadas o no maduras para asegurar que solo las de la mejor calidad lleguen al proceso de vinificación. Esta selección manual es más laboriosa, pero contribuye a la calidad del producto final. O en algunos casos, especialmente en viñedos más grandes, se pueden utilizar equipos específicos, como máquinas vendimiadoras diseñadas para respetar la planta y evitar la compactación del suelo. Los contenedores utilizados para transportar las uvas suelen ser no tóxicos y respetuosos con el medio ambiente. Después de la cosecha, las uvas se transportan de manera eficiente a la bodega para minimizar el tiempo entre la recolección y el inicio del proceso de vinificación. El transporte se realiza con cuidado para evitar daños a las uvas y mantener su integridad. La viña ecológica mantiene registros detallados de la cosecha, incluyendo la fecha de recolección, las condiciones climáticas y otros factores relevantes. Estos registros son parte integral de las prácticas ecológicas, ya que proporcionan información valiosa para la gestión futura del viñedo.

 

VITICULTURA EN ESPAÑA

 

 Según la OIV n 2022, España fue el primer productor ecológico del mundo por superficie de viñedo con 121 kha (el 27% de la superficie mundial de viñedo ecológico). En el mismo año, un total del 13% de su viñedo nacional tenía certificación ecológica. Entre 2005 y 2022, España experimentó una importante expansión de sus superficies de viñedo ecológico con una tasa media de crecimiento anual del 16%. Las tres principales regiones por superficie son Castilla-La Mancha (50,5% de la superficie de viñedo ecológico), Cataluña (15,4%) y Valencia (10,6%).

 

Vino ecológico

 

La elaboración del vino ecológico trata de seguir las prácticas y principios específicos que tengan como objetivo la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente. Para comenzar, el cultivo de la vid ecológica como se ha explicado antes, un proceso en el cual se hace uso de viñedos ecológicos evitando cualquier tipo de herbicidas químico. Por ello, se usan métodos naturales para controlar estas plagas o enfermedades que corren el riesgo de contagiarse; se impone la introducción de insectos o plantas de cobertura para mantener un balance en el crecimiento del viñedo.

A su vez, se hace uso de abono orgánico y compost que enriquece el suelo al mismo tiempo que se evita la utilización de fertilizantes químicos.

En cuanto a la cosecha, se hace uso de una cosecha manual para garantizar la calidad de las uvas seleccionadas e intentar minimizar cualquier tipo de uso mecánico que pueda dañar la uva.

En relación con su almacenamiento, se prefiere el uso de barricas de roble de cultivo sostenible. Con ello, se busca minimizar la manipulación del vino y su filtración intentando mantener las características naturales del mismo.

Para que un vino sea considerado ecológico, la bodega debe cumplir unos estándares específicos que impliquen aquellas técnicas agrícolas y de vinificación respetando el medio ambiente. La elaboración del vino ecológico se centra en la idea de trabajar este producto evitando el impacto masivo medio ambiental e incrementando la producción de vinos de alta calidad que reflejen todo el trabajo interior. 

 

Etiquetado

 

Una cosa muy común que se ve diariamente, sobre todo en los supermercados, es a personas mirando la etiqueta de los productos. Las nuevas tendencias como el “realfooding” hacen que la gente se preocupe sobre qué es lo que come y cómo le afecta a su salud. En las etiquetas se ve la cantidad de calorías, porciones y datos nutricionales de los alimentos. Esto sirve como información para ver la calidad del producto y, ver también, lo saludable que es. Una cosa de la que nos dimos cuenta, que nos sorprendió bastante, fue que los vinos en su etiqueta no proporcionan ningún dato nutricional o directamente de los productos que lleva. En el etiquetado pone cosas como el nombre, el año de la cosecha, la cantidad, el contenido alcohólico… Pero nada de información energética. También descubrimos que todo el vino producido a partir del 8 de diciembre de 2023, entrará en vigor una nueva normativa (Reglamento (UE) 2021/2117). En donde se obliga a la botella a informar la información sobre ingredientes, alérgenos, energía y nutrición a través del envase del producto debido al reglamento de información alimentaria (UE) 1169/201. El vino que no cumpla con estos requisitos será retirado del mercado. Esta información nueva, puede ir tradicionalmente o añadida mediante un código QR en la etiqueta, aunque en la web donde aparezca este código, debe estar en los 24 idiomas de la UE (o donde el vino esté en venta) y no puede aparecer nada de anuncios. 

Ahora hablando de lo ecológico, como distintivo para que el consumidor pueda distinguir los productos ecológicos surgen las ecoetiquetas. El etiquetado ecológico puede ser confuso para los consumidores e incluso señalizar atributos negativos como peor calidad y sabor. Las etiquetas ecológicas son creadas por terceras partes independientes y no por los empresarios vinícolas. Esto aporta fiabilidad a la etiqueta, pero genera un posible conflicto de intereses. Por un lado, los productores vitivinícolas buscan satisfacer las necesidades del consumidor. Por otro lado, las entidades que emiten las etiquetas persiguen reducir las asimetrías de información. Enfocándonos más en el vino, para que un vino sea certificado como ecológico primero debe ser producido de forma ecológica.

 

Bodegas ecológicas en Valdepeñas

 

Se le considera bodegas ecológicas, a las bodegas donde se practica la agricultura ecológica en su totalidad. En el caso de Valdepeñas, al ser un pueblo muy activo viticulturalmente hablando, conocemos alrededor de 35 bodegas activas, dos de ellas son denominadas ecológicas. 

La Bodega de las Estrellas ubicada en la calle Unión, 82. Es una bodega, referente nacional, donde fermentan su vino en antiguas tinajas de barro, sin el empleo de ningún aditivo. Esta bodega hace una mezcla entre la agricultura vinícola y la astronomía, donde clasifica sus vinos en los 4 elementos diferentes: Agua, Tierra, Fuego y Aire. Dependiendo de cómo sea la forma de hacer el vino y sus cualidades de color, sabor, textura y aroma está clasificado en un elemento. Defienden que el vino es una sustancia viva a respetar sin modificaciones que lo desnaturalizan, donde la meta es la naturalidad. Se definen como Viñador independiente y han implementado un Calendario Lunar para el cultivo del viñedo y su elaboración. Puedes ir a la bodega donde hacen catas y te explican el funcionamiento de la agricultura ecológica, el calendario lunar, conocer la cultura del vino… Aquí dejamos su Web https://labodegadelasestrellas.com/

Mureda situada en el término municipal de Valdepeñas en la Carretera Nacional IV, km 184. Una bodega creada en 2009, que a día de hoy, tiene la mayor extensión de viñedos ecológicos en manos privadas del mundo, cuenta con 1700 hectáreas. Donde toda su superficie se trabaja de manera ecológica. Sus vinos son de gran calidad por eso exportan vino a 50 países distintos y tienen grandes premios como: la consideración a su Cabernet Sauvignon 2019 de la marca Favorite como «el mejor vino tinto ecológico 2021 para el retail», la medalla de oro en la Berliner Wine Trophy y en el Mundus Vini, y la nominación por parte de la Berliner Wine and Spirit Competition, como « la mejor bodega del año 2017 ». La meta principal es siempre ofrecer la mejor calidad de vino posible. Por eso, invierten en el desarrollo de la bodega (incrementando nuevas máquinas, paneles solares…) siempre respetando su ideología ecológica.

Con el auge que está teniendo el movimiento ecológico, muchas bodegas de Valdepeñas están implantando en su filosofía y en su venta una parte ecológica. Por eso, hay varias bodegas están sacando una gama de vinos con la denominación de “ecológicos”.

 

Viña ecológica en Valdepeñas

 

Primero de todo, hay que destacar que España lidera el ranking mundial por superficie de viñedo en producción ecológica. Hablando de lo nacional, Castilla-La Mancha es la primera Comunidad Autónoma que más superficie dedica al viñedo ecológico, con 64.270 hectáreas, siendo el 43,8 por ciento del total nacional, con una producción de 22.922.471 kilogramos de uva, que dan como resultado 169.402.628 litros de vino. También, sabemos que Valdepeñas es un pueblo con una gran producción de uva. Gracias a sus buenos terrenos para ello y sabemos también que gran parte de los agricultores de Valdepeñas venden sus producciones a bodegas en vez de hacer su propio vino. Desde la UE al agricultor que lleva una agricultura ecológica, si se cumplen los requisitos, le dan una cantidad de dinero importante que sirve mucho de ayuda para continuar este tipo de forma de labrar. Estas ayudas dependen gran parte de los cobros ya que representan el 23% del presupuesto total de las ayudas directas. Esto ha llevado a que la mayoría de agricultores en Valdepeñas empiecen a hacer este tipo de agricultura. Otra razón también es que la forma de agricultura tradicional que llevan los agricultores valdepeñeros, se asemeja mucho a los requisitos que pide la UE para impartir estas ayudas. Eso hace, otra vez, que gracias a la fácil adaptación a la agricultura ecológica muchos de ellos hayan decidido implementarla en su forma de cultivo. En nuestra opinión, el futuro de Valdepeñas depende, en gran medida, de la agricultura ecológica. Porque, como hemos dicho al principio, gran parte vende su producción a otras bodegas. Y si la mayoría de los labradores llevan una agricultura ecológica es algo totalmente lógico que dependamos de ella. Aparte, Castilla-La Mancha, en su Programa de Desarrollo Rural (PDR) va a destinar 160 millones de euros, entre 2023 y 2027. Para ser más concretos, será de 231 euros por hectárea en la conversión de producción convencional a ecológica, y de 210 euros por hectárea para el mantenimiento de la agricultura ecológica.

 

Objetivos y Metodología 

 

En cuanto a los objetivos, la información de este documento intenta plantear ciertas cuestiones sobre la agricultura ecológica en general. La principal intención es comparar ambas modalidades agrícolas; tanto la del vino convencional como la del vino ecológico.

Para ello, en el apartado de introducción se presenta la localización y su cultura relacionada con la vid. Exponiendo los procesos conocimientos básicos de la viticultura ecológica a través de los anteriores apartados, añadiendo los factores perjudiciales del medio ambiente actuales que se están viendo incrementados por la ausencia de cambio en esta práctica contemporánea.

Asimismo, se exponen los resultados de una encuesta realizada con anterioridad. La propia encuesta consta de trece preguntas, buscando la opinión en los habitantes de Valdepeñas y el conocimiento del que disponen sobre este ámbito vinícola. El cuestionario se ha realizado a 310 valdepeñeros mediante la aplicación digital Responster. Finalmente, se representan los datos obtenidos útiles, tratando de llegar a ciertas conclusiones con cada uno de ellos.

Para elaborar este proyecto, se han visitado bodegas ecológicas y convencionales.

Obteniendo de ambas: información acerca de su producción, la visión de los propios dirigentes en relación a la actualidad y el futuro de esta cultura, además de la oportunidad de disposición a datos económicos y administrativos de ellas.

Por último, para la elaboración de esta investigación se ha recurrido a la lectura de artículos relacionados con el tema y libros expositivos de los principales problemas y funciones de la

cultura vinícola. 

 

Resultados y discusión

 

  • Encuesta sobre el vino ecológico en Valdepeñas

A continuación, se comentan los resultados de la encuesta realizada que puede consultarse en detalle en este enlace

https://www.canva.com/design/DAFyW-nnbUY/MxGxHXqYDAGkqkrtf2pb4w/view?utm_content=DAFyW-nnbUY&utm_campaign=designshare&utm_medium=link&utm_source=editor

Los participantes de esta encuesta han sido mayoría de un público adulto de más de 55 años de edad, en su pluralidad mujeres. En relación con la tercera pregunta, podemos inferir que más de un 45% de los encuestados disponen de prácticamente un conocimiento nulo acerca de la agricultura ecológica. En cambio, más del 90% de estos afirman que conocen la posibilidad de la producción de vino ecológico.

Algunas de las respuestas individuales de este 70% nos llevan a varias conclusiones. Varios afirman que “Evidentemente si la producción de vino es agricultura, la ecología puede ser fundamental también en esta labor”, a su vez que, “Si lo hacen correctamente es el futuro a seguir de todas las bodegas”.  Varios defienden el mercado que esto conlleva y su demanda, afirmando que debe de ser un producto en el que exista un equilibrio entre los sistemas de producción ecológicos, aunque, manteniendo la eficiencia del producto y su venta.

Otros encuestados, se centran en defender esta cultura de la vid haciendo mención a los beneficios de su producción y elaboración natural, así como el correcto seguimiento de las normas de la Unión Europea. “Es una gran iniciativa para aquellos que cumplen las normas regidas por la UE para la producción ecológica de la uva que hace que puedan diferenciar su producto del tratado sin estos requisitos.” Defienden los beneficios de este tipo de agricultura. “No haciendo uso de productos químicos y fitosanitarios para tratar la vid haciendo excepción a los mencionados por la UE, para tener un producto lo más natural posible además de evitar el desgaste del suelo por esos productos y la expulsión de gases de efecto invernadero a la atmósfera”.

A su vez, hemos podido comprobar que la salud de los consumidores dota de una relevancia importante según algunos. “Pienso que todos los productos que no lleven ningún tipo de productos que engorde o que altere de alguna forma dicho producto es algo que nos enriquece. Vivimos en una sociedad muy materialista y al final nos pasará factura”.

Explicando cómo el uso de ciertos aditivos añadidos al vino convencional, perjudican a la salud o incrementan la obesidad sufrida por algunos españoles.  Defendiendo la calidad antes que el sabor artificial de otros vinos. Sería una buena iniciativa no solo de concienciación social sino también a nivel de salud.

Un ámbito que ha sido muy defendido ha sido el medio ambiente, muchas de las respuestas se ven decididas a elegir aquella iniciativa agrícola que sea lo menos perjudicial posible para nuestra tierra. “Cuántas menos sustancias químicas se eche a la agricultura, mejor será para el medio ambiente y para nuestra salud. Debemos cuidar nuestro cuerpo y nuestro planeta, de ambas cosas solo tenemos uno”. Varios afirmando que esta agricultura se centra en aprovechar nuestra tierra de una forma más “racional”.

En Valdepeñas, nuestro lugar de estudio, existen varias bodegas con producción de vino ecológico. Casi la mitad de los encuestados conocen bodegas como La Bodega de las Estrellas o Mureda.

Alrededor de un 70% de los encuestados son consumidores de vino. Un 38% afirma que alguna vez han probado el vino ecológico. Algunas de sus respuestas han sido. “La experiencia personal ha sido positiva.” Otros destacan la buena calidad del producto o que encuentran un vino “excesivamente suave” o que “tienen un paladar excelente”. En cambio, hay quien defiende que tiene las mismas características que un vino convencional.

Aunque, por otro lado, hay quien afirma que, tras probar este vino, siguen prefiriendo el consumo del vino convencional; ya sea por “tradición” o por el sabor diferencial del que dispone.

En cuanto al coste de este producto, más de la mitad afirman que estarían dispuestos a pagar este extra. Así mismo, se han planteado varias cuestiones acerca de la razón por la que este extra existe. En una mayoría del 51%, este grupo defiende que se debe a la complejidad de su elaboración. Algunas respuestas personales han sido: “Me gusta el vino y si tengo que pagar un poco más por un buen producto lo prefiero. Para mí es más importante la calidad que la cantidad.” “Aunque el producto sea más caro, siempre será más sano y tendrá quién esté dispuesto a pagarlo”.

“No solo por eso, ya que los productos, herramientas y métodos utilizados en la elaboración del vino ecológico producen un coste mayor al no ecológico y este extra puede ayudar a fomentar el cultivo en este tipo de condiciones.” Haciendo referencia a su elaboración. En cambio, otros varios encuentran este extra innecesario como afirma el siguiente sujeto: “Me parece que es como hablar de un champú ecológico…. Es que el resto de viticultores no tienen que llevar el cuaderno de campo, un asesoramiento técnico, unas buenas prácticas, etc, etc....???? Por qué no nos preocupamos por fomentar y pagar un viñedo de secano y de calidad, con vendimia manual, ¿en vez de tanta complejidad innecesaria?” Defendiendo la viticultura convencional.

Como últimas cuestiones, han sido respondidas preguntas acerca de la opinión personal de la influencia de este tipo de agricultura en valdepeñas y las propias bodegas ecológicas y consecuencias en las convencionales. “Pienso que las bodegas ecológicas aparte de contaminar muchísimo menos, optimiza todos los recursos naturales de la viña y terrenos adyacentes. También la calidad del vino resultante es mucho mejor.” Este sujeto defiende estas bodegas ecológicas haciendo referencia a sus beneficios en el aspecto medio ambiental. Otros afirman que mejoraría el prestigio del pueblo y la denominación de origen: “El tener una denominación de origen de vino ecológico con secciones dedicadas a ello es un privilegio entre otras.” Por otro lado, hay quién defiende que el prestigio de otras bodegas ya conocidas, haría que no existiese un cambio considerable: “Contra bodegas Félix Solís no hay nada que hacer”. O también, “perjudicaría a la industria convencional, pero no por ello dejaría de ser una buena iniciativa”. “Gasto innecesario. Los bebedores de vinos, salvo algún modernista, no va a pagar más por eso”. Estos últimos resisten ante este “modernismo” en el tipo de vino, hablan de la tradición de valdepeñas y defienden la demanda más intensificada en los vinos convencionales del pueblo que en los ecológicos de este mismo.

 

Conclusiones

 

A medida que el vino ecológico gana reconocimiento, se convierte en un catalizador de cambio en la cultura vinícola. No es simplemente una tendencia, sino un movimiento hacia una industria más consciente y sostenible, donde la calidad y la responsabilidad ambiental se entrelazan de manera inseparable. En la copa de vino ecológico se fusiona la excelencia sensorial con un compromiso inquebrantable con la sostenibilidad. Esta investigación destila la esencia de un viaje por los viñedos cultivados con respeto por la tierra y por aquellos que la cultivan. Más allá de ser una elección de etiqueta, el vino ecológico representa un tributo a la naturaleza y la calidad, una respuesta a la creciente demanda de consumidores conscientes y un faro de esperanza para un futuro vinícola más saludable.

 

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